Este 16 de septiembre el compositor costarricense Otto Castro estrenó sus Cantos de La Llorona, un montaje que combina leyenda, compromiso social, denuncia, electrónica, mestizaje y conjunto de intrumentos «históricos», una propuesta innovadora en el marco de la creación musical «de-arte» en Costa Rica, que además contó con el apoyo del Centro Cultural de España (San José), la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), y la participación del Grupo de Música Antigua Ganassi, la fotógrafa Adela Marín, la modelo Raquel Tutillo, el diseñador Mario Acosta y la actriz María Bonilla.
Hemos entrevistado al compositor en el marco del estreno, conversando con él, entre otras cosas, sobre sus proyectos, la situación de la música electroacústica en el orbe, y su labor como gestor cultural.
Susan Campos (SC): Quisiera iniciar felicitándote por el trabajo que has realizado y la valiente impronta que significa dar vida a Cantos de La Llorona, obra sobre la que volveremos más adelante, y a la que dedico un artículo en la prestigiosa revista española Música y Educación. Por esa razón quisiera iniciar preguntándote por tu entorno creativo directo, el centroamericano.
Otto Castro. Fotografía cortesía de Adela Marín, 2009.
Otto Castro (OT): En general, hay bastante movimiento sobre todo en la música local, música alternativa y músicas regionales. Ahora, otro tema es la música contemporánea, la cual creo que es bastante irregular. En algunos países centroamericanos hay más movimiento que en otros. A pesar de que cada país está tan cercano se siente una distancia inmensa de miles de kilómetros, debido a la poca circulación de las obras creada por los compositores de cada país y sus posibilidades de difusión. Por otro lado, hay pocas revistas musicales que engloben el tema de la composición contemporánea, sobre todo la producción musical centroamericana a un nivel serio, crítico y profundo.
SC: Bueno, justamente por eso nació Mousiké Logos en La Retreta… pero estoy de acuerdo contigo en que existen pocos espacios críticos dedicados a las músicas en general, y las publicaciones «musicológicas» pecan de «cientifísmo». Ahora bien, ¿cómo se vincula Costa Rica a la creación de “Música de Arte” centroamericana?
OT: Costa Rica me parece que está viviendo uno de sus mejores tiempos y que esto podría ir en aumento, si los gestores, promotores y compositores e instituciones siguen manteniendo la voluntad de generar encuentros que propicien el diálogo y la producción compositiva. Uno de los festivales que más éxito ha tenido es el Seminario de Composición Musical (SCM), cuyo creador es el maestro Eddie Mora y que ahora está co-dirigido por el maestro Alejandro Cardona. Pienso que iniciativas como el SCM o el Taller Latinoamericano de Composición Musical dictado por Cardona y “Repercusiones” de la Universidad Nacional, (UNA) son las que pueden dar un impacto en los compositores emergentes y propiciar a largo plazo un ambiente muy próspero para la creación musical. Por supuesto, ACAM (Asociación de Compositores y Autores Musicales) juega un papel de vital importancia, como protector de nuestro patrimonio intangible y como patrocinador de varias de estas propuestas.
SC: ¿Y cuál ha sido tú desarrollo creativo en este contexto?
OT: Estas iniciativas han calado en mi motivación hacia la composición ya que permiten conocer la producción tanto local como internacional, fortaleciendo el encuentro que el compositor tiene con los instrumentistas. Varias de mis obras nacieron de estos eventos. Los Anudados, por ejemplo, nació de un llamado de obras que hiciera el maestro Eddie Mora, mis Cantos de La Llorona que se estrenó con un rotundo éxito el mes pasado, fue provocado en gran medida por el Taller Latinoamericano de Composición Musical.
Mesa redonda en el Centro Cultural de España (San José), antes del estreno de "Cantos de La Llorona". Fotografía cortesía de Mario Acosta, 2009.
SC: Muy interesante, es loable que los compositores costarricenses se apoyen de esta manera, pero saliendo del ámbito local ¿qué vinculaciones tiene tu obra con la creación musical latinoamericana e internacional?
OT: Mi ligamen con la escena internacional es muy fuerte, dado que la música electroacústica apenas empieza en Costa Rica. Aunque hay algunas muestras desde hace treinta años, no es sólida la producción y estas primeras obras se hicieron con muy buena voluntad, pero en muchas hay una falta de técnica a nivel de composición. Estos pioneros, tampoco se preocuparon por establecer alguna escuela, que permitiera a las generaciones futuras amalgamar conocimiento sobre este tipo de música.
Volviendo a mi relación con el movimiento internacional, pues sí, por suerte tengo muchos amigos, gente que me ha apoyado y ha creído en mi obra, debo hacer notorio el apoyo de María Clara Vargas Cullel, quien fue una de las primeras personas en escuchar mis inquietudes.
Estos hicieron posible mi desarrollo. Regularmente viajo como invitado algún festival internacional o mi obra se graba en compilaciones. Ahora mismo, estoy terminando una obra para Fagot y electrónica que será ejecutada por Cindy Bolandi en España (1), actualmente estoy recibiendo variados encargos a nivel internacional y creo que esto se debe en parte; a mi obra y por otra, a que hay más movimiento afuera de Costa Rica, que dentro del país. Debo mencionar que poco a poco esto ha ido cambiando, este año recibí el encargo de Isabel Jeremías, directora del Cuarteto de Fagotes Phoenix. La experiencia fue genial, junto a esta circunstancia; el conjunto de música antigua Ganassi acaba de estrenar mi obra. Gracias a esto, proyectos futuros comienzan a generarse.
SC: Interesante. Ahora háblanos de tu labor como gestor cultural.
OT: En el año 2000 recibí un curso breve sobre gestión cultural, impartido por el gestor español Juan Sánchez, en el Centro Cultural de España. Desde entonces; quede enamorado de esta especialización. La gestión cultural se ha convertido para mí, en otra forma de enriquecer el panorama musical costarricense. Mi mayor interés en esta área es promover el trabajo que hacen nuestros músicos costarricenses dentro del ámbito de la música formal.
Otto Castro y Roberto Fournier trabajando con Ganassi. Fotografía cortesía de Adela Marín, 2009.
SC: ¿Qué proyectos has gestionado?
OT: Hay muchos proyectos que he gestionado y de muy diferentes perfiles, algunos de ellos son: Listo para embalaje (presentado por primera vez en el Centro Cultural de España, después en la Universidad Veritas), el Festival de Música Antigua (I, II y III), el Festival Fusión (las versiones en el Centro Cultural de España), el ciclo mensual: De música y músicos (Centro Cultural de España), el espacio de música clásica: Sonoridades (Centro Cultural de España), varios proyectos interdisciplinarios como: Mala Fe (año 2002), Transurbano (año 2004) y el último: Cantos de La Llorona (año 2009) presentación y CD ejecutado por el grupo GANASSI, otros como encuentros con músicos y compositores como los de: Thomas Beimel (Alemania), Eloy Cortinez (Chile – Italia), “Esculpiendo el Sonido” con Pablo Chin, “Encuentro” con Mauricio Pauly y Federico Reuben.
También trabajé como gestor independiente para el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, desde allí realicé Intercambios, un espacio dedicado a confrontar músicos y artistas visuales. Por último, el proyecto con el que más he sentido que he aportado al medio musical costarricense es el CD: Antología de Música Electroacústica Costarricense. Oscilador. Vol I., el cual trabaje gracias al apoyo del programa de Identidad, Cultural, Arte y Tecnología (ICAT) de la Universidad Nacional.
SC: ¿En que trabajas actualmente? ¿Qué impacto tiene tu trabajo creativo y tu gestión en la educación musical costarricense?
OT: Constantemente los profesores de secundaria me envían algunos de sus alumnos a entrevistarme, de forma periódica participo en conferencias o charlas para estudiantes de colegio con el fin de dar a conocer lo que hacemos en la música electroacústica. Es una experiencia formidable, tener la posibilidad de brindar el conocimiento a gente más joven que uno y sembrar de algún modo inquietudes que pueden o no germinar. A nivel de educación superior he tenido el apoyo de Guillermo Rosabal en sus cursos de Historia, esto me ha permitido conocer nuevos instrumentistas que comienzan a interesarse por obras mixtas. Hace tres años el Maestro Luis Diego Herra me brindó su clase de composición para darle a los muchachos un curso introductorio a la música electroacústica, esto fue algo sumamente interesante y que disfrute mucho.
De manera permanente, ofrezco en estudio cursos y talleres de forma privada, en los cuales se establece diálogo, crítica y contemplación sobre los nuevos lenguajes musicales, la composición contemporánea, los software libres y especializados para la creación electroacústica; así como su debida contextualización histórica y vinculada con otros lenguajes del arte. Espero de esta forma sembrar una semilla e inquietud de investigación en las generaciones más jóvenes.
Ofrecer a las nuevas generaciones la información necesaria que les permita conocer, apreciar y difundir la música contemporánea, sobretodo la música electroacústica, es mi mayor interés.
Otto Castro junto a Ganassi, Adela Marín (de pie izq.) y Roberto Fournier (de pie der.), parte del equipo que realizó "Cantos de La Llorona".
SC: Ahora pasemos a Cantos de La Llorona. Háblanos de esta yuxtaposición RITUAL entre conjunto de «música antigua» centroeuropea/colonial, leyenda mestiza, y «electrónica» ¿qué pretendes plantear?
OT: Cantos de La Llorona tiene distintos niveles de planteamiento, estos fueron pensados, primero estableciendo una guía, mapa o diagrama, por medio de la cual se construyó cada nivel de la obra y dentro de estos subniveles se planteó un objetivo específico con un fuerte componente de exploración.
Por ejemplo, en la parte de instrumentación, me propuse trasladar la imagen sonora que yo tenía en mi memoria de los Sones de Tehuantepec. “La Sandunga” y por supuesto, “La Llorona”. Pensando en hacer sustituciones de los instrumentos originales de ejecución a los instrumentos antiguos.
La instrumentación era conformada originalmente por guitarra, requinto y bajoquinto, debiendo ser sustituida por la del Grupo de Música Antigua Ganassi. Para ello establecí relaciones entre: guitarra-tiorba, requinto-flautas alto o sopranino, y bajoquinto – viola da gamba. En algunas versiones actuales de esta música se incluye marimba, así que incluí el clavecín como el instrumento de percusión.
Otro aspecto muy importante que se dio debido a la recomendación de una amiga musicóloga (Tania Vicente), fue el establecer una relación histórica con la obra: Los Ympossibles, del compositor español Santiago de Murcia (1682 – 1732), cuya melodía es la misma de La Llorona, con la única diferencia que en su texto cuenta la historia de un hombre y su desamor por una mujer. La obra es parte del Códice Saldivar y es el número cuatro. En realidad, con este último dato confirmé la idea de cerrar un círculo, una vuelta a sus orígenes y por ende un regreso a los míos también, ya que por mucho tiempo quise escribir una obra para este tipo de agrupación, ya que en 1991 fui miembro del CUMA (Conjunto Universitario de Música Antigua).
En el área de la electroacústica, tomé como punto de encuentro la cadencia frigia contenida en La Llorona original, varias decisiones partieron del número seis o de la distancia de sexta establecida por esta cadencia en la obra.
Otro punto importante, fue la utilización de las “Coplas de La Llorona”, específicamente en los registros sonoros que hiciera la actriz costarricense María Bonilla. En algunos casos, este material concreto fue utilizado de forma mimética, pero en otros aplique conocimientos de la escuela espectral, extractando la información del espectro de los archivos que tenía, ordenándolos por medio de Excel y generando nuevamente sonido por medio de un programa de síntesis: Csound. Este material (el espectral) también generó por conversión las notas y las armonías, haciendo el mismo proceso. Todo esto con la diferencia de tener como referencia el marco de afinación temperada, para provocar resultados exactos que se tradujeran a notas exactas en un pentagrama y no a frecuencias libres.
Cantos de La Llorona se convirtió en un gran laboratorio, en donde llevé a cabo las cosas que siempre había soñado hacer, esto unido a la paciencia y voluntad de los músicos profesionales del Grupo Ganassi. Gracias a ellos pude concretar y dar forma al planteamiento de una obra bastante particular, como es esta.
Es relevante anotar que la obra fue posible gracias también al apoyo patrocinador del Centro Cultural de España en Costa Rica.
SC: Pues desde Madrid quedamos a la espera del CD, a razón de tener una opinión más objetiva acerca de la obra. Gracias Otto.
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NOTA (1) El concierto de Cindy Bolandi fue cancelado.
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Como citar este artículo:
CAMPOS FONSECA, Susan: «La electroacústica ritual de Otto Castro», en LA RETRETA, Año II, Nº 4 (volumen en preparación), 2009.
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